The Passions of Jean-Baptiste Carpeaux es la primera exposición a gran escala en casi cuatro décadas dedicada a Jean-Baptiste Carpeaux (1827-1875). Un total de 160 obras, entre las que hay esculturas, pinturas y dibujos, dan fe de su corta pero intensa carrera. Sin duda, este artista fue una figura fundamental en la escultura francesa de la segunda mitad del siglo XIX.
JEAN-BAPTISTE CARPEAUX. Ugolino y sus hijos (Detalle).
El atractivo de esta exhibición en los Estados Unidos es que, por primera vez, muestra obras que jamás se han visto en el país y otras que llevan mucho tiempo sin ser exhibidas al público. De este modo, al MET llegan piezas desde el Musée d’Orsay, el Musée des Beaux-Arts, Valenciennes (la ciudad natal de Carpeaux), el Louvre, el Petit Palais, y otras instituciones francesas. También de los museos Ny Carlsberg Glyptotek de Copenhague y el J. Paul Getty de Los Ángeles, así como de colecciones privadas.
El nombre de Carpeaux se asocia inevitablemente a su obra maestra, Ugolino y sus hijos, pero son muchas más las que muestran las múltiples facetas de este artista prolífico. Algunos lo llaman “el escultor de la emoción”, pues sus esculturas de mármol parecen captar el instante de una vida. Para el genial novelista y dramaturgo francés Alejandro Dumas sus obras estaban “más vivas que la vida misma”.
JEAN-BAPTISTE CARPEAUX. (I) Estudio; (D) La Negresse.
Inspirado por las obras de Miguel Ángel, Donatello, Verrocchio y Watteau, Carpeaux fue precursor de Rodin y un ejemplo para otros muchos artistas posteriores. El realismo anatómico, la fuerza, la expresión del movimiento y la visceralidad son algunos de sus rasgos distintivos. Sus tres obras monumentales, que se encuentran en París, son: La heroína, del Pabellón de Flora en el Louvre; el grupo de La danza, en la fachada del Palacio de la Ópera, y Las cuatro partes del mundo, en la fuente del Observatorio.
En la exposición The Passions of Jean-Baptiste Carpeaux se verán desde dibujos y modelos preliminares en arcilla, hasta sus creaciones en mármol, como el Príncipe Imperial con su perro Nerón, una escultura del hijo único del emperador Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo; y Ugolino y sus hijos, inspirada en Miguel Ángel y con la que obtuvo su consagración como escultor. Esta obra —que sirvió posteriormente de referente para El pensador de Rodin— está basada en un episodio de El Infierno de Dante y representa el momento en que el Conde Ugolino della Gherardesca, condenado a morir de hambre, cede a la tentación de devorar a sus hijos.
JEAN-BAPTISTE CARPEAUX. (I) Ugolino y sus hijos; (D) El príncipe imperial con su perro Nerón.
El estilo tan personal de Carpeaux, marcado por la excelencia técnica, el dinamismo, la emoción y la imaginación, rompió con los modelos pasados de la Academia Francesa. Como artista del romanticismo tardío, dio paso al realismo introduciendo la acción, el movimiento y la gestualidad.
Con su singular genialidad, Jean-Baptiste Carpeaux también pintó deslumbrantes retratos de amigos y personajes célebres de su época. Estas obras, junto con el desgarrador retrato que hizo de él y su esposa Amélie, también tendrán su lugar en esta retrospectiva del MET. La muestra dará fe de la desesperación del artista, su crueldad hacia su esposa y su turbulenta existencia, marcada por múltiples enfermedades y dolencias que le provocaban constantes cambios de humor. ■