Durante muchos años, el trabajo del artista ruso Kazimir Malevich estuvo prohibido en la Unión Soviética por ser considerado como “burgués”. Sin embargo, su influencia se extendió a Europa y el mundo entero. Ahora, 100 años después de que naciera el suprematismo, Europa celebra el legado del fundador de esta corriente artística a través de la magna exposición Kazimir Malevich en el Tate Museum de Londres, del 16 de julio al 26 de octubre del 2014. Esta muestra sin precedentes exhibirá piezas pertenecientes a colecciones de todo el mundo, incluido el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, el Centro Pompidou de París, y la Galería Estatal Tretyakov de Moscú.
KAZIMIR MALEVICH. Suprematism, 1916-17.
El suprematismo surgió en Rusia en el año 1915, durante uno de los momentos más álgidos de la historia global, que abarcó el inicio de la Primera Guerra Mundial y en Rusia la Revolución de Octubre y el levantamiento del Estalinismo. Fundada por el artista ruso Kazimir Malevich, esta corriente plástica es, sin duda, una de las principales en lo que a arte abstracto se refiere. Siguiendo la pauta de Malevich, a sus filas se sumaron artistas como Liubov Popova, El Lissitzky y Aleksandr Rodchenko.
Para comprender la relevancia del legado del artista ruso, sin embargo, es importante contextualizar. Conocidos como “los suprematistas”, los artistas plásticos que seguían a Malevich no se sumaban a ninguna otra manifestación plástica, no exponían temas sociales en su obra ni se adherían a ningún movimiento político. Su objetivo primordial, por paradójico que pueda parecer, era el de no representar nada en sus obras. Los Supremus, como fueron conocidos en Rusia y posteriormente en toda Europa, manifestaban que las bases del arte se asentaban sobre la sensibilidad pura, sobre las sensaciones que una imagen completamente abstracta podía transmitir.
KAZIMIR MALEVICH. (I) Círculo negro, 1915; (D) Cuadrado negro, 1923.
Los Supremus eran sumamente radicales en sus creaciones y consideraban que las obras figurativas no hacían más que enmascarar la esencia del arte. Aunque el movimiento duró sólo un par de décadas, podría decirse que sentó las bases de corrientes como la Bauhaus, el constructivismo y otras exploraciones abstractas.
Kazimir Malevich, quien afirmaba que la sensibilidad de una obra podía manifestarse en las composiciones más sencillas, dedicó gran parte de su carrera a explorar las formas geométricas fundamentales. Es por esto que la pieza más representativa de Malevich —y quizás, incluso, de todo el movimiento suprematista— es Círculo negro. Esta sencillísima obra, como el título indica, está compuesta por un círculo negro dibujado sobre un fondo liso.
Sin embargo, las piezas suprematistas —tanto de Malevich como de otros artistas— fueron volviéndose más complejas a medida que transcurrió el tiempo. Cada vez se sumaban más colores a sus paletas y más figuras a sus composiciones.
KAZIMIR MALEVICH. Muchachas en el campo, 1928.
Radical y revolucionario, Malevich creó todo un nuevo vocabulario plástico. Su trabajo cambió el rumbo del arte, influenciando corrientes que continúan vigentes en nuestros días. “No existen artistas en el mundo que jamás hayan pensando en el Círculo negro”, asegura Achim Borchardt-Hume, jefe de exhibiciones del Tate Museum. Incluso, a pesar de que el trabajo de Malevich rara vez logró salir de Rusia en el pasado, “es uno de esos artistas que ejerce una enorme influencia en la imaginación de otros artistas, aunque muy pocos han logrado ver su obra [personalmente]”, asegura Borchardt-Hume.
Esto podría cambiar a partir del 16 de julio gracias a esta exposición pionera. Es la primera gran retrospectiva de Malevich en casi 25 años y está organizada en Londres por el Tate Museum.
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