Cuando el zar Alejandro III encargó a Peter Carl Gustavovich Fabergé el primer huevo de pascua para regalar a su esposa la emperatriz Maria Fyodorevna en 1885, sólo le indicó que creara una joya que encerrara una sorpresa. El obsequio encantó a la zarina y el ritual se convirtió en una tradición imperial. Fabergé se inspiró en estilos artísticos europeos como el barroco, el rococó y el neoclásico para hacer una serie de huevos considerados verdaderas obras maestras del arte de la joyería.
En la actualidad, otro huevo, el Mirage, también busca admirar y lo consigue. Esta joya, tan sofisticada como extravagante, parece la perfecta combinación de los huevos imperiales de Fabergé y la icónica calavera de platino cubierta de diamantes —For the Love of God (Por el amor de Dios)— del artista contemporáneo mejor cotizado del momento, Damien Hirst. Más de 1.000 diamantes —cien de ellos con un corte único— valorados en 2,5 millones de dólares, iluminan la cubierta del Mirage, haciendo de esta pieza una gema deslumbrante. En total, este huevo de pascua tan especial está valorado en más de 8 millones de dólares.
Como si fuera el cofre de un tesoro, el huevo se abre para descubrir en su interior una burbuja azul intenso de oro macizo de 18 quilates. Justo allí es donde se esconde el más encantador símbolo de la paz mundial: una paloma de cristal con pico de oro y ojos de piedras preciosas, posada sobre una rama de olivo y a punto de volar. De una precisión y delicadeza impactantes, esta joya ha sido tallada a mano prestando especial atención al más mínimo detalle.
Uno de los artistas lapidarios más destacados del mundo, el alemán Manfred Wild, fue el encargado de crear y ensamblar esta obra de arte. Después de un trabajo meticuloso que duró tres años y en el que participó un grupo de artesanos de élite provenientes de tres continentes, Wild consiguió dar vida a esta joya exclusiva.
Por ahora, el Mirage es propiedad de un misterioso coleccionista que prefiere mantenerse anónimo. Sin embargo, el experto en diamantes y joyero de celebridades Vashi Domínguez, fundador y propietario de Diamond Manufacturers de Londres, Inglaterra, logró contactar al dueño del Mirage y afirma que aunque el propietario no tiene intenciones de vender esta maravillosa pieza, un precio adecuado podría persuadirlo. “Simplemente, es una de las joyas más finas jamás creada”, asegura Domínguez. ■
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